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Lugar: Buenos Aires, Argentina

Historiadora. Ensayista. Periodista. Docente. Directora de las Revistas: "Galaxia Porteña" y "Opus Tango". - Miembro fundador de la "Peña de Historia del Sur”, de “GABA Historia y cultura" Presidenta de "Opus Tango, Cultura y Urbanismo". AUTORA DE LOS LIBROS: *"Influencias recíprocas, Estados Unidos-Argentina"; * "Estados Unidos y el Proyecto educativo de Sarmiento"; * "Cartas de Manuelita"; * "El año 36 en Boedo"; * "Boedo, Cultura y Sociedad"; * "Amor y desesperanza. Análisis de “los Textos eróticos del Río de la Plata” de Lehmann Nitsche"; * "Colletorto – Chivilcoy, éxodo y reconstrucción"; * "Porteñadas y lunfardías"

domingo, septiembre 16, 2012

Ti voglio tanto bene mamma!



La mamá de Patrizia solía contarme anécdotas de su niñez en Rimini, en tiempos de la posguerra.

Eran campesinos. Todas las mañanas al alba, el padre, los cinco hijos varones y 3 de las mujeres (incluída Anna, que era una niña pequeña), realizaban una larga marcha hasta el campo donde trabajaban.

La madre y la hija mayor se quedaban en la casa. Lavaban la ropa, fregaban los pisos, alimentaban las gallinas que habían sobrevivido, buscaban la leche, remendaban la poca ropa que había, hacían milagros porque eran épocas duras y ellos eran muy humildes.

La mujer se hacía cargo de la mayor parte de las tareas y de la cocina, tratando de alivianar las de la muchacha que bordaba el ajuar aunque no tenía novio.

Cada día preparaba la masa de cinco tipos diferentes de fideos, las extendía sobre la mesa y con sus manos endurecidas sobaba hasta sacar del engrudo vermicelli, fusilli, Ave Marie, maccheroni, bucatini. Lo hacía así para complacer el capricho de cada uno de sus hijos varones, que no coincidían en gustos.

Cuando regresaban de la faena, los hijos alzaban a la madre, la abrazaban, la cubrían de besos, ¡carissima mamma!

Anna, a pesar de su corta edad reflexionaba y preguntaba a sus hermanos:

- Si tanto quieren a mamá, porque no comen todos el mismo tipo de pasta y le dan la posibilidad de romperse menos la espalda.-

Para eso, ellos no tenían respuesta, la mamma era sagrada, pero los fideos eran los fideos…

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